La calidad sigue siendo una premisa en los tiempos que
corren, lo que no sé es a quién preguntan las instituciones a la hora de
fomentar o incentivar la actividad de las empresas a través de subvenciones,
puesto que desde hace ya varios años, incluso cuando las arcas subvencionaban cosas
hoy en día inimaginables, ya se presumía que la calidad o la mejora continua
estaba asumida por nuestra industria y que lo que habría que subvencionar es
otro paso más.
No viene a cuento,
la estadística de número de empresas que "tienen ISO", pero seguro que no son
tantas como la quisieran, sin embargo, seguro que también les ofrecieron, en su
día, planes para innovar… de echo, me pregunto, cuántas empresas tienen planes
para innovar y no "tienen ISO". Pero claro, esto no tiene porqué estar reñido… se
puede innovar en producto o en proceso sin tener un sistema auditado. Otra cosa
es que aquí todos nos conocemos, y sabemos cuántos respetamos los límites de
velocidad cuando no hay un radar en una recta!
Pero también, aunque el mercado
nos vaya imponiendo las diferentes certificaciones, hay que querer sacarla a
conciencia, es decir, que no se convierta en un cuadro que adorna nuestras
paredes.
La norma
sirve, pero bien implementada. Como casi todo en el mundo empresarial, sin
implicación de las personas no es efectiva.
Sin grandes
extensiones y con muchas carencias, hablaría de tres factores de éxito a la
hora de empezar a trabajar con un sistema bajo norma ISO 9001/2008:
-
Coste calculado. Ya no es un artículo de lujo para las
grandes empresas, y el tener una buena planificación y un buen presupuesto, es
una condición para rentabilizar la inversión. Tampoco es barato, puesto que una
buena implantación nos podría llevar fácilmente un año de trabajo.
-
Implicación de la Dirección. No es un cuadro para
colgar en la pared, es una herramienta que bien implantada nos puede ayudar a
crecer. Y esto es algo que tienen que ver los líderes de la empresa, se trata
de un valor añadido, y los primeros que tienen que verlo son los directivos.
-
Rodearse de profesionales. Como en casi todo que no
atañe a nuestra empresa directamente, necesitamos apoyo de especialistas que
nos puedan aportar lo que nosotros desconocemos. Un buen asesor con experiencia
en implantación de normas ISO, con conocimientos de metodologías de mejora
continua como las cinco eses, o de modelos de gestión avanzada como el EFQM, y
si además es ingeniero en organización empresarial, seguro que nos aportará más
que uno que tan sólo nos contaría lo que dice la norma. Porque ya lo decían
nuestros abuelos: “Zapatero a tus zapatos”.
Seguro que podríamos hablar de
más factores, incluso de profundizar en éstos mismos, pero creo que para
empezar, es suficiente.
Rubén Conde Domarco
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