Mientras capeamos la crisis, unos mejor que otros, nos esforzamos por mantener creencias o metodologías que añaden valor a lo que hacemos pero que no son lo que producimos. Los más “creyentes” no entienden cómo algunos olvidan la relevancia de ofrecer en el mercado un producto con una serie de ventajas añadidas frente a algo que lo puede hacer cualquier “chino” (sin ánimo de ofender a nadie), mientras los menos ortodoxos se esfuerzan en justificar su mentalidad de otra época abandonando o criticando destructivamente trabajos que desde la “sombra” han hecho ganar una posición, una imagen o un cliente que sin ese valor añadido jamás hubieran tenido.
Es clásica la frase de que “cualquiera tiene la ISO...”, pues es probable. Pero lo cierto es que está al alcance de todos, aunque no de cualquiera. Para lograr esta certificación hay que trabajar y prepararse, y el que la tiene es porque lo ha hecho así, independientemente de si luego ha abandonado en mayor o menor media su praxis.
En resumen, la ISO 9001 no la tiene cualquiera por mucho que quien no la tiene, se empeñe en pensarlo. Porque cree que nunca la ha necesitado o no la necesitará.
Y ahora, en estos tiempos, cierto es que estamos viendo empresas que desaparecen y estaban certificadas, frente a empresas que sobreviven sin esta característica. Tan cierto, como que muchas que no tienen la norma están viendo mermadas sus capacidades de negocio, cuando hasta hace unos meses pensábamos que la norma ya no abría puertas, ni tampoco las cerraba. Léase entre líneas: una salida a esta situación de crisis sea “agarrarnos al carro” de la europa en recuperación, que ahora sí está exigiendo que demuestres con algo más que palabras que eres bueno en lo que haces. Porque me temo que ya se han dado cuenta que aquí todos decimos que somos buenos en lo hacemos.
No podemos afirmar que quien no tiene ISO no tiene calidad, ni al revés tampoco. Pero lo cierto es que la manera más fácil de demostrar la calidad a un cliente en alemania es tener la certificación. Y puede que no te abra la puerta, pero seguro que no te la cierra.
Rubén Conde.
INGEBERRI
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en parte, de acuerdo en lo referente a la calidad demostrable y lo que hay es tener una certificacion de calidad no queda otra, aunque el asunto del cliente aleman creo que se nos queda grande a empresas que somos subcontratistas de las que si hablan con el cliente aleman y que poco les importa si tenemos o no tenemos certificado muchas veces, no se si lo que quieres sugerir es que seamos nosotros los que hablemos con el aleman, si esto es asi, me gustaria que lo expusieras..
Lo cierto es que cuando hemos hablado, desde Ingeberri, de "salir a la calle" no nos referíamos a salir del país! Tus clientes tienen unas carácterísticas determinadas, y buscando empresas con esas mismas carácterísticas, encontrarás tus potenciales clientes. Si tienes clientes en el extranjero, entonces igual si que tienes las competencias o recursos necesarios para irte a Alemania.
Mi comentario, va más dirigido al valor que tiene la certificación en sí, puesto que muchas veces infravaloramos empresas que están en posesión, muy merecida, de este sistema. Y que por otro lado, es mucho más fácil demostrar que sabes curar un catarro, si tienes la licenciatura en medicina. ¿Quién se fía, si no?
Rubén Conde. INGEBERRI.
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